¿Sabías que la cirugía plástica es una decisión que va mucho más allá que el cambio de la apariencia física? Tiene muchos efectos en tu mente y tus emociones. Pero aunque la emoción quiera ganarte, siempre es bueno tomarse un momento para reflexionar acerca de esta decisión, tus motivaciones y lo que esperas obtener.

El lado positivo de sentirte mejor contigo mismo

La razón más común es “sentirse mejor con uno mismo”. Esta razón por sí misma encierra mucho significado: cuando la persona está feliz y tiene una autoestima adecuada, suele tener más éxito en el trabajo, en las situaciones sociales y en sus relaciones. Por eso, una cirugía plástica para corregir algo de tu cuerpo que no has podido lograr con dieta, ejercicio y demás opciones, se convierte en una decisión de autoestima y amor propio; en pro de buscar estar felices con la imagen exterior que proyectamos.

Esto no significa que las carencias emocionales desaparecen por arte de magia tras una cirugía plástica, ¡esto es un error! Si la persona quiere recuperar su falta de autoestima en una cirugía estética, ahí nunca la va a encontrar.

La cirugía plástica debe ser un estímulo que te ayude a desarrollarte con mayor seguridad en tu vida diaria, no la forma de reemplazar tus inseguridades.

Para esos casos, la respuesta es primero buscar la ayuda psicológica adecuada, antes de contemplar la opción de una cirugía, pues ni siquiera los mejores
resultados pueden satisfacer a quienes no están dispuestos a aceptarlos.

Si ya te decidiste y sabes que esta decisión es lo mejor para ti, consulta a tu médico sobre los procedimientos, resultados y riesgos, para que tengas la mejor información posible y puedas alcanzar tus objetivos de forma segura. ¡Ah y recuerda operarte sólo con Cirujanos Plásticos certificados!